Dorado sol de otoño,
¿Quien soy?
¿Que hago caminando por este infinito
desierto?
Buscando un árbol donde caerme muerto.
¿Por qué tengo ojos para ver las
dunas?
Y sus sombras.
¿Por qué tengo corazón para sentir
el sufrimiento?
Donde la razón se vuelve esquiva.
Sol de otoño, cruel y despiadado,
te odio.
Tu luz naranja aparenta ser cálida
pero las alargadas sombras que
proyectas
solo anuncian una noche prematura.
Rebuscas en mi interior
los sentimientos más profundos
y clavas en mi mente
una estaca traicionera.
Eres malvado y perverso
jugando con mi espíritu cual marioneta
de trapo.
No tengo repuestas, solo preguntas.
¿Qué tengo tras las pupilas?
Ni tú lo sabes con certeza.
2 comentarios:
¡Es buenísimo!¡Brutal! ¡Que bien escribes!
Muy bueno. Mucho sentimiento. Genial.
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