lunes, 28 de septiembre de 2009

La magia es...


La magia es...


-¿Qué es la magia, maestro?- Preguntó el joven aprendiz de mago. Ossum lo miró mesándose su negra perilla y alzó la ceja derecha, expresión que el joven Aste tenía más que conocida, dijo con voz fría y tajante –La magia lo es todo.- Aste miró confuso a su maestro y antes de que volviera a abrir su enorme bocaza, Ossum se adelantó a interrumpir –Pero no sé por que me preguntas a éste tiempo, otrora fuiste pastor de cabras y como te he explicado un millar de veces aún no estás preparado para adquirir ciertos conocimientos.- Aste titubeó un poco antes de lanzar su réplica –P...pero maestro, quiero saber...- Ossum volvió los ojos a las mezclas alquímicas que estaba preparando –No es el momento, niño.- Aste lo miró indignado y cruzándose de brazos levantó la voz con renovada fuerza en pos de reafirmarse -¡Maestro! Me aburro y quiero aprender...- la impetuosa interrupción hizo dar un sobresalto al mago Ossum y el matraz que llevaba entre manos comenzó a bailar intentándose escapar de ellas para terminar saltando por los aires y se estrellándose contra el suelo, esparciéndose irremediablemente el lechoso líquido por la deslucida madera. El mago se volvió enfurecido hacia su aprendiz pero antes de increpar nada, exclamó repentinamente -¡Maldición!- y comenzó a revolver entre sus probetas y alquitaras frenéticamente para sacar de entre el caótico desorden de variopintos recipientes una probeta contenedora de un polvo verde, sellada con un endiablado corcho que se negó a salir en el primer intento. La privilegiada inteligencia que hace a un mago lo que es le dictó a Ossum que la utilización de sus dientes sería lo más sensato en el concerniente caso, pero el dichoso tapón que parecía presa de un hechizo de sellado se negaba a ceder ni un ápice. Ossum no cejaba en su empeño, tirando y tirando con sus incisivos, produciendo un gruñido mas digno de una bestia de labranza que de un sabio. Aste lo observaba esforzándose en contener la risa, aunque ya estaba acostumbrado a las reacciones de su histriónico maestro, no podía evitar soltar alguna carcajada cuando éstas sucedían. Tras observar unos segundos más como el venerable mago fracasaba en tan sencillo objetivo, Aste le arrancó la probeta de entre los dientes y con relativa facilidad extrajo el tapón, devolviendo el preciado contenedor a su maestro. Ossum lo miró con los ojos abiertos de par en par como ventanales, tras reaccionar, prestamente recuperó el recipiente y esparció la verdosa moledura sobre el desparramado líquido.

Sudoroso y con sobrealiento se incorporó, quedó mirando a Aste con cara de susto y exclamó -¡Faltó poco!- Retornó la atención hacia la recién enloquecida mesa de trabajo, suspiró desanimado encogiendo los hombros y de nuevo volvió hacia Aste, con claro desdén dijo –Bien, de acuerdo, ¿quieres saber? Pues sabrás, ¿Qué es lo que quieres saber?- El aprendiz miró a su maestro con una amplia sonrisa de satisfacción -¿Qué es la magia, maestro?- Ossum lo miró recapacitando en cómo el hecho de tener a Aste como aprendiz se convertía en una descompensada molestia en la parte trasera de sus calzas, pero decidido a cumplir el deseo del zagal, comenzó a divagar.

-La magia... la magia es... la magia es vida, la magia es muerte, magia es lo que respiras y por lo que respiras, cuando mires al sol estarás viendo magia, si tocas la tierra tocarás magia y por igual cuando te mande a por agua a la fuente traerás de vuelta magia, la magia vuela, corre, anda y repta, se esconde y se muestra, viene y va, zigzaguea por el cielo en las noches de tormenta y flota en el aire las perfumadas tardes de verano, yo te hablo y tus oídos perciben magia, me miras a través de magia, la magia es la pregunta y la respuesta, puerta y llave magia son, el pescador recoge magia del mar, el ciervo es cazado por magia, el niño juega con magia y magia acarician los músicos entre las finas cuerdas de mágicos instrumentos, pero la magia no solo es el qué sino también el cómo, entonces pues magia es buscar pero también encontrar. Así pues allí donde mires magia encontrarás, la magia es y está pero también no es y no está, y donde magia no hay, también la hallarás. Pues, partiendo de nuestra base de que la magia está y no está, la pregunta sería quizá la propia respuesta, magia.- Aste miraba con la boca entreabierta mientras escurrían por su barbilla algunas gotas de baba, haciendo patente de sus propias limitaciones. Ossum consciente de lo inútil de su discurso miró esquivamente al joven y prosiguió -Ahora, Aste, que ya sabes qué es la magia, he de advertirte que lo complicado en el arte es crearla, ya con mezclas alquiímicas, gestos, palabras de poder ó destilaciones exige un intelecto que no cualquiera es poseedor, Discernir, pensar, meditar, decidir, rectificar, analizar, son cualidades que tras largas décadas de estudio y práctica comienzan ligeramente a dominarse, ahora bien, NIÑO, no me vuelvas a molestar.

1 comentarios:

Violeta dijo...

Jajjajaja, ... Muy bueno!
Genial el discurso del mago y me ha gustado mucho la parte de "se convertía en una descompensada molestia en la parte trasera de sus calzas".
Típico mago-maestro gruñón... jejeje

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