lunes, 17 de agosto de 2009

El Olvido, Locura y Muerte.

El Olvido

Y allí solo en mi castillo me sentí vencedor, soberano entre fantasmas, señor entre sombras, y de los mas profundos rincones de fría roca, retumbaban los caprichos de la tierra en monotono compás ¿que buscas de mi oh fría dama? portadora de olvido, hermana de la soledad, ¿no tengo suficiente con mi solitario castillo? martirízame sin piedad, pues ni las escurridizas ratas que entre lápidas y ataúdes se arrastran tienen la decencia de presentarse ante mi trono para pedir asilo. ¿No os bastó con la victoria de cien mil batallas? tal tortura para mi alma, que tras los años mi gloria ha sido olvidada, tal suplicio para mi amada que tras ver mi espada ensangrentada diome por muerto en la batalla... Dadme ya la muerte si aun os queda algo de alma humana...


Locura y Muerte

Serpentea el camino entre árboles y arbustos, ya monótono en mis oidos el crujir de hojas secas bajo mis pesadas grebas. El viento, sinuoso sopla entre los árboles y me roza el rostro con fría caricia, cual mariposas mortecinas, hojas revolotean observandome divertidas, la noche acecha en el horizonte recortado por copas de árboles.
Susurros a mi espalda, alerta, empuñadura en mano vigilo mi retaguardia, solo el susurro del viento me aguarda, alcahuete traicionero que mil secretos guarda, y de vuelta al camino que nunca se acaba vuelvo a enfundar mi fiel espada. Triste tarde de otoño que acosado por invisibles enemigos me debato por la vuelta darme y con certera estocada abatirlos, mas, solo árboles encontraré si lo hago, y mi armadura ya pesa como si en plomo estuviera forjada, y mi espada mellada después de largos años de batalla, y aqui donde el sendero se estrecha, la locura me espera entre arboles, viento y hojas, y mis pasos se acortan, y la noche serena cubre mi rostro, para siempre, bajo las hojas de éste bosque sin nombre...

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